Las paredes son uno de los elementos fundamentales de cualquier hogar, no solo por su importancia para mantener su estructura en pie, sino porque son el soporte de la mayor parte de la decoración de la vivienda: color, cuadros colocados, acabados… En definitiva, tienen una influencia capital en el aspecto general del inmueble, por lo que mantenerlas en perfecto estado es vital para ofrecer la mejor imagen posible de él.

Unas de las reformas más habituales en cualquier hogar son, por un lado, el alisado de las paredes, por ejemplo para eliminar gotelé, y, por otro, el arreglo de cualquier desperfecto en las mismas a causa de la humedad o de otra circunstancia, en cuestiones de menor escala. Tanto en uno como en otro caso siempre surge la duda sobre qué material es mejor utilizar para este cometido, pues actualmente en el mercado podemos encontrar una amplia variedad de artículos que ofrecen diferentes prestaciones. Lo más utilizados de ellos son las masillas y la perlita, dos productos ‘top’ sobre los cuales vamos a tratar de arroja más información con la ayuda de la fábrica de yesos Yemaconsa.

Mismo origen, distintos usos

Hoy en día cualquier profesional de la reforma o construcción utiliza habitualmente estos dos materiales, aunque las masillas se han venido utilizando generalmente para pequeñas reparaciones y la perlita para trabajos de grandes revestimientos, pues su precio y rendimiento es mayor. No obstante, ambos tienen una “madre” común: la piedra de yeso. Este producto natural se trata de un mineral presente en la naturaleza que tras ser depurado, molido y horneado se comercializa en diferentes productos según el tratamiento que haya recibido. Según su destino se mezcla con otros materiales para potenciar algún aspecto concreto como su rendimiento, trabajabilidad, etc. Se estima que el uso del sulfato cálcico se remonta hasta hace los 2.500 años de antigüedad. Ahí es nada.

Precisamente, las masillas o plastes son, básicamente, yeso al que se le ha agregado algún componente químico para potenciar alguna característica como su adherencia o rapidez de secado. Algunos de estos agregados son carbonatos, áridos, fibras vegetales o ligantes, que contribuyen a crear una pasta lista al uso, la cual no hace falta mezclar con agua para comenzar a usar, por lo que el tiempo de mano de obra se reduce, aunque proporcionalmente son productos menos económicos que los yesos, perlitas y escayolas comercializados en sacos.

El caso de la perlita es parecido, aunque se diferencia de las masillas en que su grado de desarrollo es menor. En este caso, se trata de yeso molido al que se le han añadido algunos aditivos. Es una de las opciones más empleadas para el revestimiento de las paredes de nueva construcción. Eso sí, su empleo no está al alcance de cualquiera, pues requiere cierta técnica para que sea el adecuado.

En resumen, las masillas tienen unas mayores propiedades para la construcción, pues son productos más “completos”. Ahora bien, para trabajos de cierta entidad (como el enfoscado de una pared nueva o de toda una habitación) se recomienda emplear perlita, dado que ofrece dureza, resistencia y un acabado liso muy estético.